Archivo de la categoría: 1984

(1) Galeria de Inventores

Realmente existió. Sir Alexander Inocencio Morweck fué un diplomático australiano que hacía sus experimentos y descubrimientos en sus ratos libres.

Su pasión le llevó a descubrir un modo de fabricar fieltro con pelo de canguro de manera mucho más rápida, pero no se llegó a iniciar el proceso de producción por falta de inversores. También ideó un modo de destruir documentos (para el servicio secreto de su país) del que nunca se le reconoció su autoría. Fueron muchas de sus ideas las que alimentaron el taller de armas del acuartelamiento de su ciudad natal, Brisbane, donde se fabricó el primer utillaje contra armas químicas.

El título de Doctor Honoris Mortis se le concedió a título póstumo en 1958. Su viuda recogió le placa y la colocó sobre la puerta del granero de su casa, donde Alexander tenía su taller cuando era niño.

Su trágico final se debió a un error de cálculo. Un cero a la izquierda, un cero de menos, supuso que la presión de vacío le arrancara la consciencia el 12 de diciembre de 1928. Hoy hace 84 años. Menos mal que todo eso es mentira…

Trillizofrenia

Uno de mis textos en un trabajo gráfico del Equipo GEL. Tratamientos pictóricos, fotocopias, collage…  El título también es de ellos (eran 3, GEL=Guti+Enrique+Luis) y fue publicado en el número cero de La Granada de Papel, publicado por el Ayuntamiento de Granada en el 84.

El ambiente creativo propiciaba más de una reunión donde se compartían y mostraban trabajos. Este texto, que son dos poemas que escribí unos meses antes en el mismo papel, fueron unidos para crear este espécimen de furia creativa y asco por el apestoso mundo que estábamos descubriendo bajo la capa de «libertad, pero dentro de un orden» que resplandecía en apariencia. Transcribo el texto a continuación:

Quisiéramos que supieses
cómo fue nuestra infancia
Abandonados en una lengua blanda de poliéster.
Cruzados en los brazos como cortes en la piel.
Gritando mudas voces a lo negro de la noche.

Desde dentro menguaremos para volver al paraíso. Y de ahí, a la nada.

Arrancadnos los ojos, ¡los brazos!
Nuestras lenguas escupen besos de vitriolo
que queman la frente de los niños.
El mundo había nacido antes de que nos hicieran
y no nos gusta su cara de viejo llagado.
Los perros almuerzan dioxina y con espuma y babas
lamen las manos de sus amos.
Nos morderemos mutuamente si nadie nos quiere rabiar.

Muerte significa brisa.
Sangre significa luz.
El puro juego de la vida es enemigo.

Me aburro de ver cómo te aburres
viéndonos tan aburridos.

Memoria de Elefante. Casa Enrique.

Enfrente del Teatro Isabel La Católica de Granada está esta taberna. En el año 84 realicé por encargo del hijo de su dueño esta cartela al estilo antiguo.

Con diseño propio, un ligero forjado resultante de suavizar los efectos tras cincelar la leyenda central (…fundada en 1911) le da ese aspecto abombado. Está realizada en chapa de cobre de más de 1 mm. de grosor, cincelada también en los bordes con un añadido de matiz en algunas partes. Las letras principales, en latón, están caladas finamente y soldadas desde el reverso.

Las volutas tienen un secreto particular (para que al enrollarlas en forma cónica tengan una pequeña parte que asome a ambos lados) que aprendí trabajando con D. Miguel Moreno (padre) en su taller de orfebrería de la Cuesta de Gomérez. Toda la cartela está montada sobre un panel de madera y rematada con esos seis clavos de hierro que tapan los tornillos que la sujetan.

Aquí se ve mi firma y la fecha (y una gran cantidad de pelusa cortesía del propietario).

Lo peor de un elefante no es que pierda la memoria, sino la vergüenza. Milton.

Cuenco con inscripciones (13·VI·84)

Sobre el reborde de la campana de la cocina de Antonio y Lola, en una visita a su casa de la vega la semana pasada y junto al plato del dragón, me sorprendí ante la vista de este olvidado trabajo que realicé en nuestro taller de la calle Calderería Vieja.

13 · VI · 84 es la inscripción de este cuenco de metal que forjé y cincelé ese año. Es un trabajo más minucioso de forja (en chapa de 1 mm.) pero pretendidamente tosco en el cincelado, hecho con golpes duros, ágiles y precisos, procurando ser rápido en la ejecución, como haría un artesano que no puede demorarse en trabajos pequeños. El cuenco mide unos 23 cms. de diámetro. La decoración es escritura cúfica andalusí probablemente recogida de un plato de cerámica de esa época.

Hay olvidos que esperan, al menos, el reencuentro del recuerdo.

Los Tebeos de Granada

Este es el libro Los Tebeos de Granada, de Pepe Tito, Editado por el Ayuntamiento de Granada e impreso por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada. Se editó paralelamente a la exposición del mismo nombre del 84.

El dibujo de la portada es uno de los que hice en mis cuadernos de la mili. Sirvió también para un cartel que anunciaba la exposición.