Me dice Cecilio Espejo, que fue en el 89 cuando nos encargó un logo para El Son, algo después de inaugurarlo junto con su amigo Luis.
Entre Antonio Martínez y yo (que compartíamos taller en la vecina Calderería Vieja) realizamos este trabajo.
Está hecho en cuatro piezas con el añadido del grupo de pequeñas varillas que manejan las llaves. Por la proporción que guarda con la fachada se puede uno hacer idea del tamaño que tiene.
Todo el conjunto está realizado en barro refractario. Para pegarlo en la pared usamos un pegamento especial que necesitaba un catalizador y que requería manejarlo al aire libre y con máscara. Secaba tan rápido que mientras yo aplicaba la mezcla, Antonio estaba ya subido a una escalera para colocarlo. Me intoxiqué un poco y, además de un ligero mareo, sentí que veía a través de las personas… no teníamos máscara. En los dos sentidos.
Un detalle (se puede ampliar).
ACTUALIZACIÓN: (5-5-2012) Me dice Antonio que fue más una colaboración por mi parte que un trabajo a medias. En cualquier caso, salió del taller que compartíamos en aquellos años y que fueron de los más creativos de esa época en la que nos visitaban (bastante a menudo, todo hay que decirlo) muchos amigos, entre ellos, Cecilio.
Ahora EL SON lo lleva Sara. Le deseo desde aquí toda la suerte en esta nueva andadura.