Ya estaba tardando… He hecho nuevos trabajos para Fernando y también para la Orquesta de Ida y Vuelta y aún no los he colgado en el blog. Empecemos por este: la ‘cover’ de su blog. Un derroche de fantasía y colorido que mezcla la imaginería de las fábulas, la iconografía de la santería, las psicodelias y el mundo a través del espejo.
Amplía y disfruta.
También para el libro de Brazales hice estos otros dibujos. El joven Almanzor no pudo entrar así y tuve que dibujarlo más mayor, en un escorzo casi de espaldas en lo alto de una torre y de noche (ya colgaré la versión final). Rumaikiyya tampoco pasó a las páginas del libro, pero en este caso fue porque la historia que hablaba de ella era un relato o leyenda que estaba en los textos que me pasaron pero no era parte del libro final. Con Alfonso VIII no sé qué pasó, pero, tras tener que eliminar los adornos de escudo y caballo antes de colorear, quedó también fuera.
Hay que decir que tuve que dibujar todas las ilustraciones del libro en un tiempo récord. Tengo fotos de los bocetos a lápiz y aquí cuelgo los dibujos a tinta. Rumaikiyya me quedó un poco Arzak (Moebius) pero me gustaba…
Basado en una de las pinturas de la cúpula central de La Sala de los Reyes, en La Alhambra.
Otra de las ilustraciones para el libro Érase una vez al-Andalus, de Juan Castilla Brazales editado por El Legado Andalusí.
Aunque hace ya un par de años de este diseño de CD para Fernando Wilhelmi y la Orquesta de Ida y Vuelta Big Band, no lo había subido al blog. Dudando si subir solo esta foto o incluir todo el diseño (portada, contra, cuadernillo y galleta) lo he ido dejando hasta hoy.
Para la ilustración de portada hice un dibujo que luego tuve que retocar para incluir a los cantantes ya que fui a un primer ensayo y no estaban. Luego, en el segundo ensayo pude hacer bocetos e incluirlos. No son caricaturas, pero el estilo de los músicos lo capté hasta el punto de que ellos mismos se reconocen.
Para la contraportada, Fernando me pidió (ya terminado el diseño, ja, ja… qué gracia) que hiciera un dibujo especial, una idea que se la había ocurrido. Aquí va:
El interior que incluye la portada iba a ser un cuadernillo pero se convirtió en un plegable. Aquí van anverso y reverso (se puede ampliar):
Cuelgo también el dibujo solo:
¡Hala! Hecho está.
Pincel y tinta china sobre papel vegetal, diciembre 1985. 100 x 70 cms.
Antes de que pudiera hacer impresiones digitales, para tiradas cortas me apañaba con fotocopias, pero ¿qué hacer cuando quería que un cartel midiese un metro por setenta?
La solución la hallé en una pequeña empresa de copias de planos para arquitectura que había frente a Las Hermanitas de los Pobres, en la calle Gran Capitán, en Granada. Había que dibujar sobre papel vegetal y hacer las copias una por una. Se revelaban. Se usaba una luz ultravioleta que reaccionaba con el papel y dejaba un olor característico. Casi lo huelo ahora… Además, el resultado no era negro total, sino una especie de azul violáceo oscuro.
Está dibujado con pincel y tinta china siguiendo la transparencia del boceto a lápiz sobre otro vegetal.
Maribel (qué Gin-Tonics preparabas… con angostura, lo que ya no se vé) y Alan (ese belga que no se quitaba sus gafas de sol ni en la penumbra del Propaganda) llevaban el pub más puntero del momento (lo que antes fue el Cerebro y ahora es el Liberia) y allí nos reuníamos músicos, escritores, pintores, modernos, guiris, beodos y fumetas, undergrounds y clásicos por igual. Las chicas más guapas: las que no te hacían caso. Más de una vez he ayudado a Maribel a barrer a la hora del cierre.
Las fotocopias de planos… ¡qué invento!
Un logo para un criador de Pastor del Pirineo. Alejandro Ortega, mi cuñado. El nombre, Bib-Alauxar, significa ‘Puerta de las Granadas’. Se lo sugirió su suegra, según tengo entendido.
Todo comenzó cuando, trabajando (Alejandro es técnico en la estación de esquí de Sierra Nevada), encontró entre pistas un cachorro ya bien crecido, abandonado. Un perro joven al que alguien sin cabeza creyó dejar en ‘su elemento’. Un Pastor del Pirineo que, hambriento, exhausto y casi cegado por los finos cristales de hielo de las fuertes ventiscas a las que estuvo expuesto se dejó querer y entregó su cariño y lealtad a Alejandro, que lo llevó a su casa y lo bautizó como Sandalio, le buscó pareja de su misma raza y con esa primera camada inició esta aventura, que ahora ha ampliado al adiestramiento, obediencia y preparación para rescate.
Puedes ver su web en http://www.bib-alauxar.com
De todas la tipografías que tracé, le gustó más ésta.
Adivina de qué conocía yo a su suegra…
Realmente existió. Sir Alexander Inocencio Morweck fué un diplomático australiano que hacía sus experimentos y descubrimientos en sus ratos libres.
Su pasión le llevó a descubrir un modo de fabricar fieltro con pelo de canguro de manera mucho más rápida, pero no se llegó a iniciar el proceso de producción por falta de inversores. También ideó un modo de destruir documentos (para el servicio secreto de su país) del que nunca se le reconoció su autoría. Fueron muchas de sus ideas las que alimentaron el taller de armas del acuartelamiento de su ciudad natal, Brisbane, donde se fabricó el primer utillaje contra armas químicas.
El título de Doctor Honoris Mortis se le concedió a título póstumo en 1958. Su viuda recogió le placa y la colocó sobre la puerta del granero de su casa, donde Alexander tenía su taller cuando era niño.
Su trágico final se debió a un error de cálculo. Un cero a la izquierda, un cero de menos, supuso que la presión de vacío le arrancara la consciencia el 12 de diciembre de 1928. Hoy hace 84 años. Menos mal que todo eso es mentira…
Este dibujillo es de un bloc de apuntes que hice cortando una libreta en tres tiras largas. Es del 83.
Hay quien cree que por preguntar «molesto?» tiene vía libre y puede avasallar a quien se le ponga por delante. Las buenas maneras, lo que antes llamaban reglas de urbanidad, no son sinónimo de educación ni de cortesía ni nada de eso. Prefiero menos protocolo y más empatía.
Pero claro, lo que yo prefiera no es que lo vaya a encontrar en tanta abundancia como me gustaría. Hay gente buena, pero eso de «to er mundo é güeno» tampoco me acaba de convencer.
Si alguna vez has estado en la piel de alguno de los dos personajes del dibujo, piensa en porqué nos creímos lo que nos contaron y cuánto falta para que empecemos a dejarnos de reglas huecas y protocolos vacíos y miremos por dentro a la gente que pasa cerca de nuestro camino cada día. No es tan difícil. Lo difícil es ser transparente y dejar que te miren así.